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jueves, 30 de julio de 2009

Filosofía Emo

Esta frase resume la filosofía emo, aunque suene denigrante para la filosofía llamar “filosofía emo“, pero lo que hago es llevar a la reflexión sobre esta moda en el que se están metiendo muchos niños, adolescentes y jóvenes. Constantemente vemos, y es triste, a muchos adolescentes raquíticos, afeminados, con vestimenta oscura, con peinados que les cubre los ojos, les gusta vivir en constante depresión porque consideran que la vida es miserable y denigrante, viven en el absoluto absurdo, desperdiciando su vida, sus talentos, aunque crean que no lo tienen, otra cosa es que no se dan cuenta, peor aún, no quieren darse cuenta. Son seres humanos confundidos, unos concientes y otros inconcientes que deambulan por la vida llamando la atención.

Durante la inexplicable y absurda II Guerra Mundial, un psiquiatra llamado Viktor Frankl estuvo recluido por su condición de judío en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Türkheim, cosa que ninguna persona que se considera emo puede imaginar ese sufrimiento, y tuvo que soportar con toda la crudeza su infrahumana brutalidad. Pero paradójicamente, fue en estas horribles situaciones límites donde tomó plena conciencia del sentido y dignidad de la vida humana y del valor del sufrimiento, aportándonos, con ello, una gran dosis de optimismo y esperanza respecto a que la vida humana vale la pena ser vivida. Mi intención no es hacer una propaganda del sufrimiento ni hacer una vida infeliz, sino que, el interés principal del hombre, es el de encontrar un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que este sufrimiento tenga un sentido; por tanto, rechazar sistemáticamente el sufrimiento y el sacrificio que inevitablemente la realidad nos demanda, se puede conseguir al precio de aceptar una vida falseada en sus cimientos, que al precio de deshumanizarse paulatinamente, engendra personalidades afectivamente débiles e inestables.

Resumiendo, sufrir por sufrir es inútil, irracional e inhumano, en cambio encontrar sentido en el sufrimiento es humano ya que nos hacemos más sensibles con el dolor propio y ajeno adquiriendo un sentido superior al sufrimiento y se acepta como un hecho normal y positivo de nuestra existencia, se constituye en una fuente inagotable de enriquecimiento y progreso en todos los órdenes: material y espiritual.

Para finalizar cito a Miguel de Unamuno que afirma “que no hay cultura sin dolor”. El hombre actual, en su mayoría, ha prescindido de Dios y por ello ha perdido una aptitud maravillosa de convertir el sufrimiento en fuente de paz y progreso interior.

Yolanda Gúzman

Psicologa

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